Los que me conocen bien ya saben que el concepto de vergüenza no me llegó en el pack de bienvenida a esta fiesta de vivir, así que cuando te dicen que hay un buén fiestorro de esos que la discreción hay que pasarsela por allí, me tiro de cabeza.
Y aqui me teneis, ni corto ni perezoso, os puedo comentar que el primer comentario que me dijo Carme, mi madre, al verme es que parecía un macarra, objetivo cumplido, las caras de espetufacción de Júlia a ñla primera vista de la chaqueta, son de esas para recordarse y sacarlas en divertidas anécdotas para mas adelante.
Un gran dia, si señor.
2 comentarios:
Solo te faltó sacar un conejo del sombrero. Genio y figura.
Ja Ja Ja los caminos del macarrismo son inescrutables.
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