Este soleado domigo necesitaba algo como esto, el sonido de esas Rickembaker de 12 cuerdas de Roger McGuinn, esas melodias, las voces angelicales y armonicas de The Byrds.
Pinchar este disco me hace viajar en el tiempo y me situa en el Strip de Los Angeles y su efervescencia, pero la gran aportación fué la incorporación de un genio como Gram Parsons a la banda, este tipo por allí donde apsaba dejaba su huella y aportó al sonido de psicoldelia propio de la banda unas composiciones y un soindo que hacen que este disco sea un imprescindible en cualquier discoteca que se precie, si puedo ponerle una pega es que se me acaba pronto .....pero para esto ya tengo la medicina y la dosis siguiente la tengo muy clara ....
2 comentarios:
Ya veo la 12 cuerdas apoyada en tu sofá.
Ainsssss, mira que son bonitas las jodias, pero mejor ni pensarlo.
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